Siendo aún candidato,
Mauricio Macri prometía mantener la gratuidad del “Fútbol para Todos”, pero
aseguraba acabar con la propaganda política que hacía el gobierno en ese
espacio, ya que se mezclaban cuestiones que no tienen “nada que ver”, como lo
son el fútbol y la política.
Sin embargo, varios
sucesos de nuestra historia demuestran un firme entramado entre “el mundo del
fútbol” y el devenir de la política, ya que ambos influyen y operan en el
terreno de “lo público”, creando opinión, generando conciencia y poniendo en
agenda determinados temas, o bien simplemente invisibilizando problemáticas que
puedan incomodar al régimen dominante.
Valga recordar cómo la
dictadura militar utilizó el mundial 78 para enfervorizar a los argentinos, tal
vez para que los ruidosos festejos y el orgullo por ser los “mejores del
mundo”, no dejaran ver ni escuchar lo que sucedía en la periferia de los
estadios, donde pululaban sórdidos campos de concentración, en los cuales se
torturaba, violaba, asesinaba y se robaban a los bebés…
Ningún medio masivo de
comunicación de nuestro país le dio demasiada difusión a la ausencia del crack
alemán Paul Breitner , quién se negó a jugar en un país donde se violaban los
Derechos Humanos, criticando públicamente a la FIFA por desentenderse de esta
situación..
También se especuló que
Johan Cruyff – uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol-no vino
por ese motivo (cosa que él desmintió). Casualmente Cruyff murió el 24 de marzo
pasado.
Casualmente la final fue
con Holanda sin su “Messi”, pero con Videla como un hincha más festejando los
goles que nos harían campeones del mundo y del cinismo…
Los jugadores holandeses
habían recibido a las Madres de Plaza de Mayo antes de la final, y decidieron
irse a los vestuarios sin estrechar la mano de los dictadores al lograr el
sub-campeonato. También el jugador sueco Ronnie Hellström optó por marchar con
las Madres en la plaza, en vez de participar de la ceremonia inaugural, para
expresar su repudio por la dictadura.
Un año después , el
relator José María Muñoz, manipulaba desde la radio el festejo masivo y
callejero del mundial juvenil ganado por Argentina, para que una hueste de
hinchas irrumpiera en Plaza de Mayo gritando el eslogan “Los Argentinos somos
Derechos y Humanos”, ante la presencia de un organismo internacional que venía
a investigar las violaciones a los DDHH.
Ya llegando a los 80 – y
yendo más allá de las fronteras de nuestro país y del fútbol- jugadores de Los
Pumas lograban ganarle por primera vez a Sudáfrica, potencia mundial del rugby.
Pero “la política”
estuvo también presente allí, ya que Los Pumas jugaron bajo el nombre de
SUDAMÉRICA XV, porque un boicot internacional para que se terminara con el Apartheid
incluía la prohibición a los equipos nacionales para competir en aquellas
tierras.
Tiempo después – con
Mandela ya presidente- el líder negro utilizó la pasión nacional por el rugby,
para unir al país y atenuar las divisiones raciales…
Por poner un ejemplo más reciente, el etíope Feyisa Lilesa,
medallista de plata del maratón olímpico de los Juegos de Río de Janeiro, cruzó
la meta con los brazos cruzados como señal de protesta, para denunciar al mundo
la represión que sufren 15 millones de oromos, etnia que es despojada de sus
tierras, encarcelada y asesinada por quienes gobiernan esas tierras.
Volviendo a nuestro país, reconocen las abuelas de Plaza de Mayo
la gran ayuda que fue, que en la previa de los partidos de fútbol, se
publicitaran las campañas de esta institución, para que muchos jóvenes que
dudaban de su identidad se acercaran a ellas.
El nacimiento del
“Fútbol para Todos”, pasó al olvido la ridícula imagen televisiva de las
tribunas gritando los goles mientras se jugaba el partido y generó conciencia
popular, creando condiciones de consenso necesario para votar una nueva Ley de
Medios, con el objeto de democratizar desde la Política Pública el ámbito de la
Comunicación, librado a los oligopolios empresariales.
Sin embargo, poco de esta
ley se pudo poner en práctica frente al poder económico de los grandes medios,
quienes lograron vía artilugios judiciales ponerla en el freezer, y por fin
llegó Macri que con un simple DNU y un congreso cómplice, volvió todo para
atrás.
En este contexto, desde
diferentes ámbitos se anuncia el inminente final del “Fútbol para Todos” y se
empieza a especular sobre cuánto costará pagar el fútbol codificado.
Más allá de ser una
mentira más de la campaña de Macri, no se puede negar que el fin del “Fútbol
para Todos” es coherente con todas las medidas que está tomando el gobierno
actual, donde el Estado se retira para dejar actuar a las “fuerzas del
Mercado”, sinónimo de mayor pobreza y desigualdad, aumento de precios y
tarifas, exclusión, desocupación, pérdida de Derechos, etc.
Obviamente que todas
estas malas noticias para el pueblo, el actual gobierno no las hubiera podido
publicitar en “Fútbol para Todos”, y mucho menos si ello genera un costo
económico, al optar por pagarle a los usureros “fondos buitres”, retirar
subsidios a los servicios básicos y desmantelar una multiplicidad de programas
de Educación, Salud, Obra Pública, Vivienda, etc.
Ante toda esta situación
seguramente desde la mirada de Macri y sus seguidores, conviene reforzar la
idea de que el fútbol tiene que ser sólo para distraernos, evadirnos, alejarnos
un par de horas de lo que nos pasa como país , y por supuesto que todo eso no
debe de tener “nada que ver con la política”…
Y al que le guste el
fútbol y pueda... que pague, o que vaya a ver los partidos al bar de la
esquina.
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